Mostrando entradas con la etiqueta cine. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cine. Mostrar todas las entradas

7.5.11

Mi primera y última película


Hoy se presenta en Úbeda (pueblo natal de Sabina, Muñoz Molina y, aunque no rima, JJ Merelo) Clasificados, un largometraje que todavía no se ha rodado. Así que no sé exactamente de qué hablarán en la rueda de prensa. Tal vez del guión.

Por cierto, el guión es mío.

Que no me hayan convocado a la presentación es algo perfectamente comprensible, habida cuenta del lugar que ocupo en la clasificación de Clasificados (si pincháis en la imagen podréis leer algo):



Próximamente en sus pantallas.

O no.

Bueno, no sé.

26.10.10

Seis observaciones sobre 'La red social' que no encontrarás en ningún otro blog




1. La red social (The social network) y El club de la lucha (The fight club) tienen dos cosas en común. Primera: las dos son películas dirigidas por David Fincher. Segunda: las dos podrían haber sido dirigidas por Wim Wenders (Buena Vista Social Network y Buena Vista Fight Club, respectivamente).

2. El filme narra cómo Mark Zuckerberg, un estudiante inadaptado de Harvard, crea la red social conocida como TheFacebook. El origen (que no inception) de la idea tiene que ver con un asunto de calabazas. De hecho, la película podría haberse titulado Zuckerberg enamorado, cerrando así de manera magistral la trilogía iniciada con Shakespeare enamorado y George Lucas enamorado (impecable corto de ambientación universitaria sobre la génesis de otra trilogía).

3. El cartel de La red social reza: "No haces 500 millones de amigos sin ganarte algunos enemigos". La frase es tan buena que le perdonamos su inexactitud: ser usuario de Facebook no te convierte en amigo de su fundador (a diferencia de MySpace, donde un tal Tom siempre aparece como amigo por defecto, y a ver quién es el guapo que lo desajunta).



4. Dos cosas llaman la atención del perfil de Mark Zuckerberg. Primera: su gusto por las películas de gladiadores. Segunda: su gusto por las series The west wing y Rome. Lo de Roma es perfectamente comprensible: no sólo porque es una serie excelente (gladiadores aparte), sino porque el propio Zuckerberg es un avatar de Octavio, primer nerd de la historia e impulsor de otra red social: la Vía Augusta. Lo de El ala oeste de la Casa Blanca también tiene sentido: me han dicho que, además de una gran serie, es una cartografía de las estructuras del poder, que no ha creado Vargas Llosa (a quien le pone 24), sino Aaron Sorkin, guionista de La red social (y de Studio 60, serie sin DVD en España).

5. Esta observación la encontraréis en este mismo blog: Jesse Eisenberg, el actor protagonista de La red social, dijo en otra película que "Lo mejor de vivir en Zombieland es que se acabaron los estados de Facebook".

6. Esta observación la encontraréis en uno de mis estados de Facebook (sólo si sois amigos míos): En La red social hablan tanto, y tan rápido, que el guión debe de ser más largo que el libro en que se basa. (La 1 y la 2 también las encontraréis en mis tuíteres, pero de manera más sucinta, claro.)

7. Esta observación la encontraréis en muchos más sitios: La red social es un peliculón.

10.10.10

El libro de las junglas



No es el tráiler de una película. Tampoco es el tráiler de una trilogía. Ni siquiera es el tráiler de un libro.

Según la RAE, un tráiler es (además del 'Remolque de un camión'), un avance: 'Fragmentos de una película que se proyectan antes de su estreno con fines publicitarios.' O sea, que esos tráileres de libros que están tan de moda (los tráileres, no los libros) en realidad no son tráileres, pues no muestran fragmentos de ninguna película. O los muestran, pero no antes de su estreno.

Como este vídeo, que también muestra fragmentos de películas, estrenadas cuando Bruce Willis aún tenía algo de pelo. Si aceptamos título como fragmento (o taco, por recurrir al tema jamonero) de una película.

En cualquier caso, y esto es lo menos importante, la excusa era hablar de un libro: That certain thing (Cómo se corta el jamón). Los títulos de películas peor traducidos en España.

MÚSICA: © Roger Mas, "Despertar a" (del disco A la casa d'enlloc, que recomiendo con encarecimiento, y no me refiero al precio).

30.8.10

Pelis de Nolan y libros que molan




Creo que lo escribió Terry Pratchett. Es más: creo que lo escribió Terry Pratchett en El éxodo de los gnomos. Lo que creo que escribió es más o menos esto: la mejor forma de conseguir que alguien haga algo es convencerlo de que ha sido idea suya. No sé si la idea se le ocurrió a Pratchett, pero cuando la leí me pareció haber encontrado la clave para dominarlos a todos y atarlos en las tinieblas. Debo aclarar, por si alguien no ha leído el texto de la derecha, que soy publicitario (o publicista, para los no publicitarios).

Ahora diréis: “La teoría esa está muy bien, pero lo difícil es llevarla a la práctica.” Y añadiréis: “Es tan difícil que sólo hay una persona en el mundo capaz de convencer a otra persona de que la idea que no ha tenido sí la ha tenido: Leonardo DiCaprio.” De hecho, ése es el argumento de la última película de Christopher Nolan, Origen, mezclado en la termotúrmix con la teoría de las pesadillas matrioska expuesta de modo ejemplar por Senil Dion en La vida en chándal. Un libro del que ya hablaré en su momento, cuando me lo haya leído del todo. Un libro de 216 páginas que en la 30 ya me ha insertado la idea de escribir este post. Un libro que, desde luego, no creo que Nolan haya leído, porque acaba de salir al mercado. Pero quizás sí haya leído el blog en el que se basa, y que no ha sido objeto de plagio porque el autor del libro y el autor del blog son la misma persona.

Conclusión: Senil Dion se introdujo en un sueño de Christopher Nolan (que no duerme en pijama, sino en chándal) y le dejó caer su teoría, así como quien no quiere la cosa. Y Nolan, cuando despertó, dijo: “Eureka, he tenido una idea superoriginal y voy a hacer una película de ciencia-ficción sin superhéroes, en plan vuelta a los orígenes pseudosicológicos (o seudopsicológicos) de mi cine.” Y por eso, porque es una vuelta a los orígenes, decide titularla Inception, que es la denominación de Origen original. También es lo contrario de excepción.

Ésta es mi teoría. Sin embargo, queda un cabo suelto: en cierta escena de la película, la protagonista (que se llama Ariadne y diseña laberintos) se fabrica un peón de metal con un torno. Se supone que lo hace porque DiCaprio tiene una peonza, y todo el mundo sabe que peón es apócope de peonza. Lo que ella no sabe (ni Nolan, ni todo el mundo) es que yo tengo un peón igual. Un peón que fabricó mi padre con un torno. Y es que, al final, todo gira en torno a las mismas ideas. El eterno retorno y tal.

Volviendo al origen del post: ¿conseguí llevar a la práctica la teoría de Pratchett? La respuesta es: sí. La mecánica, por si a alguien le interesa, es muy sencilla y consta de tres pasos:

A. Tú tienes una idea para un anuncio de gafas con montura paraláctica y quieres que tu director creativo la apruebe. Por ejemplo: Rappel conquista Marte.

B. Para ello, debes buscar algo que tu director creativo haya dicho. Tiene que ser un comentario casual, algo que haya soltado como sin darle importancia. Por ejemplo: Nadie es profeta en su tierra.

C. Relacionas A con B, y le dices a tu director creativo: “Oye, eso que dijiste el otro día… Sí, hombre, cómo no te vas a acordar… Sí, lo de que nadie es profeta en su tierra… Pues eso, que me parece una idea debuta madre, eso y que Rappel conquista Marte. ¿Rodamos con Fesser o con Batievsky?”

Creedme: funciona. El único inconveniente es que luego tienes que convencer al cliente de que la idea no ha sido de tu director creativo, sino suya, y éso es algo que no puedes hacer con tu director creativo delante. Y siempre está delante, a no ser que:

a. No se le dé un ardite que el cliente apruebe la idea, porque él tiene cosas más importantes en que pensar (ganar premios, básicamente).

b. Confíe en ti. Y si tu director creativo confía en ti, ¿para qué manipularlo con incepciones de tres pasos?

Para ir acabando, que es gerundio:

Me ha venido a la mente el vídeo de un mentalista que les hacía un encargo a unos creativos publicitarios y luego adivinaba la idea que habían tenido, pero en realidad no es que la hubiera adivinado, sino que antes de pasarles el encargo se había encargado de que ellos tuvieran esa idea.

Si ahora se os ocurre buscarlo en YouTube, será porque a mí se me ha ocurrido antes. En cambio, si leéis La vida en chándal, será una de las mejores ideas que habréis tenido en vuestra vida. Creedme.

Post postum. Aquí podéis leer el post original de las pesadillas matrioska, para que veáis que no me lo he inventado. Fijaos en la fecha y preguntaos: ¿qué estaba haciendo Christopher Nolan el 21 de agosto de 2008?

7.5.10

No esperéis a que salga la película el libro




No esperéis a que salga el libro, porque ya ha salido.

That certain thing (Cómo se corta el jamón). Los títulos de películas peor traducidos en España ya está disponible en Bubok y, muy pronto, en las librerías asociadas (previo encargo).

Esto es lo que podréis leer en la contraportada (con tipografía American Typewriter, que es como la Courier pero más yanqui):

¿Por qué Working girl se tradujo como Armas de mujer? Si el título original hubiera sido Working boy, ¿lo habrían traducido como Armas de hombre?

¿Por qué en la serie Die hard sólo son de cristal las junglas de los títulos impares?

¿Por qué Death wish 2 y Death wish 4: the crackdown fueron traducidos como Yo soy la justicia y Yo soy la justicia 2, respectivamente? ¿Qué pasa con los títulos impares? ¿También son de cristal?

That certain thing (Cómo se corta el jamón) no responde a ninguna de estas preguntas. Tampoco es un manual de instrucciones para cortar jamón.

¿A qué estáis esperando? (No es por meteros prisa, pero me gustaría ser millonario antes del verano.)

14.3.10

El primer post colaborativo


Dicen que hay millones de parados en España, en Europa, en el mundo. Es mentira: no están parados, están trabajando gratis. Desde hace un tiempo, todos somos empleados de gasolineras, restaurantes, tiendas de muebles y demás autoservicios. (Hasta la Fnac dispone de cajas de autoventa donde nos podemos vender a nosotros mismos los libros y discos que nos compramos a nosotros mismos y que luego empaquetamos para regalarnos a nosotros mismos.)

Pero esto sólo fue el principio. Porque entonces llegó la Internet dos punto cero y, con ella, el invento de la década, del siglo, del milenio: el contenido generado por los propios usuarios. Mark Zuckerberg, Tom Anderson, Jimmy Wales y Biz Stone (hasta hace poco yo creía que Biz Stone era un robot, como Mailer Daemon) se están forrando gracias al trabajo de millones de personas que lo hacen gratis.

Y ahora viene lo mejor, la palabra mágica. El adjetivo del millón de dólares. La etiqueta capaz de atraernos a todos y atarnos en las tinieblas. Me estoy refiriendo a colaborativo. A simple vista, parece un término insustancial; tiene tan poca sustancia, de hecho, que ni siquiera figura en el diccionario. Y, sin embargo, es una palabra (no me cansaré de repetirlo) mágica. Porque, no importa las veces que se utilice, siempre parecerá que la acabamos de inventar.

Basten unos ejemplos para entenderlo:

“La primera novela colaborativa” (despuesdegoogle, 3/2/2007)

“Nació el primer spot colaborativo-aditivo” (LatinSpots.com, 30/9/2008)

“Han creado la primera película colaborativa del mundo” (Taringa!, 15/7/2009)

“Un premio sobre la primera novela colaborativa inspirada en un videojuego” (Papel en blanco, 1/8/2009)

“Cineasta chilena quiere hacer la primera película 'colaborativa' en Internet”. (Emol, 1/2/2010)

“[…] Patterson contará con una ayuda especial: la de 28 escritores más que participarán con él en la primera novela colaborativa escrita desde Internet.” (Enlaces del día, 19/2/2010)

Pasaba por allí podría ser el primer libro colaborativo de Facebook” (Yorokobu, 22/2/2010)

Todos los ejemplos llevan implícito el mismo mensaje: "¡Pero qué originales y qué modernos son!" Y también: "Parece mentira que no se le haya ocurrido a nadie antes."

En efecto: parece mentira porque es mentira. Esto ya se le ocurrió hace bastante tiempo a un muchacho que tenía que encalar una valla.

Tom le entregó la brocha con gesto de mala gana, pero con el corazón alegre. Y mientras el ex vapor Gran Missouri trabajaba y sudaba bajo el sol, sentado a la sombra, sobre un barril, balanceaba las piernas, masticaba la manzana y planeaba el degüello de otros inocentes. No le faltaba personal; por allí pasaban muchachos a cada rato; venían a burlarse, pero se quedaban a encalar la valla. Antes de que Ben se agotara, ya había vendido Tom el turno siguiente a Billy Fisher por una cometa en buenas condiciones, y cuando éste se cansó, Johny Miller compró los derechos a cambio de una rata muerta y un bramante para llevarla colgada… y así sucesivamente, hora tras hora.

MARK TWAIN
Las aventuras de Tom Sawyer


Damas y caballeros, con todos ustedes, ¡la primera valla colaborativa!

Por cierto, ¿hay alguna película que no sea colaborativa? ¿Y algún spot?

8.3.10

1.017 tweets, que se dice pronto






Ahora mismo está nevando en mi pueblo. Esto no es algo que suceda todos los años.

Anoche entregaron los Oscar. Esto sí sucede todos los años.

En los Oscar 2004, Nacho Vigalondo estuvo nominado con el formidable corto 7:35 de la mañana. Esto sólo sucede una vez en la vida. (Podrían nominarlo de nuevo, por supuesto, pero no sería con el mismo corto).



Ahora mismo, Nacho Vigalondo tiene 1.017 tweets. Esto sólo sucede una vez en la vida.

Yo no tengo tantos tweets, pero sí tengo 1.017 cuentos, que se dice pronto.

1.3.10

El arte de la guerra zombi




Ayer vi Rec 2. No tenía prisa por verla, en parte porque me parecía una película innecesaria (suponiendo que haya películas necesarias). Opinaba que la original ya había agotado la fórmula, que no quedaba nada por contar. Estaba equivocado. Ayer vi Rec 2. Más que verla, la devoré. La película me atrapó como a los vecinos de ese edificio de la Rambla de Catalunya, pero sin sus desagradables efectos secundarios. Creo que me gustó más que la primera, que ya me había gustado bastante. Curiosamente, lo que más me gustó de la segunda es lo que menos me había gustado de la primera.

Rec (la 1) hace lo que deben hacer todas las historias fantásticas que pretenden ser verosímiles: plantear una serie de reglas y respetarlas hasta el final. Rec lo hace, o casi lo hace: en los últimos momentos (aquí hay un poco de espóiler, pero muy poco) se saca un as de la manga, un daemonĭum ex machina que, a mi entender, resulta innecesario (suponiendo que haya finales necesarios, que los hay: lo dice Robert McKee). La película se mueve en un terreno casi realista, y durante el sprint final se transforma en algo distinto; como si de repente hubiera sido mordida por uno de los filmes ocultistas de Balagueró o Plaza.

Rec 2 es otra cosa. Las reglas han cambiado, y eso lo sabemos desde el principio. Y si no lo sabemos, lo acabamos sabiendo en el minuto 15: aquí se pasa decididamente del pretendido realismo con justificación científica al terreno de lo sobrenatural. Y en el fondo es lo mismo. Los zombis infectados son esencialmente los mismos y la película se mantiene fiel al espíritu de la colmena original. Traicionándola, pero con fidelidad. Vistas en conjunto, como dos partes de una misma película, la parte (contratante) de la primera parte que no me gustó deja de no gustarme y deja de parecerme innecesaria: ahora es necesaria, es el motor y el detonante de toda la segunda parte.

Leyendo la crítica de Zombi-blogia, descubro que uno de los personajes de Rec 2 está interpretado por Ariel Casas, un actor que se mete tanto en el papel que no fui capaz de reconocerlo: dos semanas atrás lo había visto en Las listas, de Julio D. Wallovits. Ésta es una obra de teatro donde los artistas se mueren de hambre. La novedad estriba en que todos son artistas. Panaderos, carniceros, verduleros…: todos han abandonado sus respectivos oficios para consagrarse al arte. Y así no hay quien coma.



La obra me gustó. Los actores (Francesc Garrido, Pep Cortés y el mencionado Casas) están formidables. El texto es ingenioso, en ocasiones brillante, a veces recurrente: los personajes vuelven repetidamente sobre las mismas ideas, provocando la sensación de que la obra no avanza; sin embargo, son la interpretación de los actores y el propio mecanismo del texto (con continuas y cerril-ubetenses digresiones a partir de un mismo tema, en plan jazz) los que consiguen que no llegue a aburrir.

Viendo Las listas pensé en "La máscara de la Muerte Roja", de Edgar Allan Poe; también pensé en Fantasmas, de Chuck Palahniuk: mi media player mental reprodujo la imagen de un grupo de aristócratas/artistas encerrados en un castillo/teatro, mientras aguardan con pasividad y ansiosa resignación la peste/hambre que se les viene encima.* Pensé en La forma de les coses, de Neil LaBute, una obra de teatro diferente pero que parte de una pregunta similar: ¿el arte justifica los medios? También pensé en zombis, tal vez porque hacía sólo unas horas que había visto Zombieland. De hecho, hacía sólo cinco días que había visto la obra de LaBute en el Club Capitol, un edificio de la Rambla de Canaletes.

* Muerte, peste, hambre… ¿y la guerra? En el Poliorama, por ejemplo: el edificio de la Rambla dels Estudis que ahora acoge Las listas, y que en cierto momento de la Guerra Civil le sirvió de trinchera a un artista llamado George Orwell. En el mismo teatro, el año pasado Tim Robbins adaptó 1984, novela con muchas más cámaras que Rec 2. La publicidad de la obra fue creada por SCPF, agencia donde hace un par de años estaba trabajando Wallovits.

17.2.10

Del dicho al Facebook


I

Lo mejor de vivir en Zombieland es que se acabaron los estados de Facebook.
COLUMBUS, Zombieland
(guionistas: Rhett Reese & Paul Wernick)


Pues tiene gracia: el personaje de Columbus está interpretado por Jesse Eisenberg, el mismo actor que dará vida (es un decir) a Mark Zuckerberg en The social network.

Mark Zuckerberg es el papá de Facebook.


II

No hay premio literario donde el protagonista o algún personaje utilicen Internet.
ALMUDENA GRANDES, Babelia
(30/1/2010)


Pues también tiene gracia: a bote pronto, se me ocurren dos novelas premiadas cuyos protagonistas (y algunos personajes) no sólo utilizan Internet, sino que lo hacen de forma habitual.

Una es Lujoyglamour.net, de JJ Merelo, novela galardonada con el primer Premio Bubok de Creación Literaria. Ya he hablado de ella en este blog, así que no me repetiré. Sólo voy a decir que, si no la habéis leído, ya estáis tardando; con lo cual no pretendo meteros prisa. De hecho, que sea un libro con blogs y chats y todas esas cosas supuestamente incompatibles con la literatura no impide que lo mismo pueda disfrutarse ahora que dentro de veinte años (cuando los blogs y los chats, y hasta los libros, sean cosa del pasado).

La otra es Egosurfing, ganadora del Premi Josep Pla 2010. Es la segunda novela de Llucia Ramis; la primera fue Coses que et passen a Barcelona quan tens 30 anys, a la que ya dediqué algunas líneas.*

De Egosurfing también he hablado en este blog, pero he hablado tan y tan poco que no corro el riesgo de repetirme. Como en el libro de Merelo, la red está presente desde el mismo título (el término egosurfing se refiere a buscar información acerca de uno mismo en Internet); sin embargo, no es una novela ciberpunk ni ciberfunk. De hecho, la única realidad virtual es la realidad misma, que es tanto o más virtual que el propio Facebook. Los personajes (Teseos perdidos en un laberinto sin hilos pero con wifi) navegan por la vida como si estuvieran permanentemente conectados a una red social: ya sea dejando mensajes personales en un muro real, ya sea estableciendo amistades instantáneas con completos desconocidos.

Y éste es otro tema: la aparente contradicción entre ser un desconocido para los demás y ser famoso para el mundo. ¿Se puede ser las dos cosas a la vez y no estar loco? La protagonista, por ejemplo, es una Wall Woman anónima cuyo nombre es pronunciado (denunciado) en un programa de televisión y, sin embargo, no aparece en ninguna entrada de Google. Lo primero no la convierte (pervierte) necesariamente en famosa; lo segundo tampoco la transforma en una completa desconocida: ahí está esa webcam insolente que la espía como si fuera un Miniyó (miniego) del Gran Hermano. Por si esto fuera poco (Pocoyó), Egosurfing es una novela sumamente divertida (pervertida) y la clara demostración de que el Josep Pla es un premio mucho más juicioso que el Nobel de la Paz.

No os la perdáis, o estaréis perdidos.



Curiosidades seudoproféticas:

a) Cuando escribí este post, la novela aún no había sido publicada y, por lo tanto, no podía saber que el título acabaría luciendo un asterisco en la portada.
b) En catalán, el femenino de Pla es Plana. El diminutivo de Plana es Planeta.

* Como comenté en su día, Coses que et passen a Barcelona quan tens 30 anys incluye una referencia a Atrapado en el tiempo, película protagonizada por Bill Murray y dirigida por Harold Ramis, presunto primo de Llucia. Bill y Harold son dos de los protagonistas de Cazafantasmas, filme que recibe un singular homenaje en Zombieland, donde Bill Murray tiene un cameo memorable. Como en The wire, todo está conectado (con cables o con wifi, tanto da).

7.11.09

Experimento con gaseosa


El cineasta soviético Lev Vladímirovich Kuleshov demostró mediante un famoso experimento (el del perro no, otro) que un mismo plano puede transmitir emociones distintas en función de los planos adyacentes.



Fijaos ahora en el rostro de Kirk Douglas. Aunque no lo parezca, su expresión en ambos montajes es exactamente la misma.





Conclusión: Keanu Reeves no es un actor inexpresivo. Lo que pasa es que los montadores no han sabido sacar todo su potencial dramático.

13.9.09

¡A robar carteles!


El cartel de Mapa de los sonidos de Tokio se enfrenta a una demanda por plagio (aunque, más que plagio, es un "recorta y pega").

Sin embargo, la productora de Isabel Coixet no es la única que confunde el cartelismo con el carterismo. Jennifer's body, la penúltima producción de Jason Reitman (con guión de Diablo Cody) también se ha apuntado a la moda del vampirismo cartelero.



No se vayan todavía. Pero si lo hacen, pásense por aquí, que aún hay más.

27.4.09

Raíces y fantas

Biznaga es una planta (o ramillete) cuyo nombre viene del árabe hispánico bisináqa (o algo así), que viene a su vez del latín pastināca.

Pastināca también es la raíz de un término catalán que da nombre a una planta de raíz fusiforme: pastanaga.

Pastanaga quiere decir zanahoria, y es casi un anagrama de pagafantas.

Pafagantas es un neologismo que ha triunfado más que la Coca-Cola. No sólo ha dado origen a un anuncio de Fanta (y no al revés), sino que ahora también es una película (premiada por la crítica en el Festival de Málaga) de Borja Cobeaga.

Cobeaga dirigió una vez Éramos pocos, tremendo corto que se quedó a las puertas del Oscar. Y digo puertas porque si dijera antesala me estaría refiriendo a los Globos de Oro.

De Oro es la Biznaga malagueña que ha conseguido La vergüenza, película escrita y dirigida por David Planell.

Planell ha escrito y dirigido varios cortos, como Carisma y Ponys, protagonizados ambos por Marta Aledo y Natalia Mateo.

Mateo es una actriz tan grande que hasta los largos se le quedan cortos.



La vergüenza se estrena este jueves. Como me da ídem ir solo al cine, espero que me acompañéis todos.

7.4.09

Un ataúd gratis para el señor conde



¿No sería mejor que se lo hicieran ellos mismos, aunque sólo fuera para ahorrarse el trabajo de leer miles de currículos de gente dispuesta a regalarles un ataúd?

(Hallado en Filmutea.)

19.3.09

The human factor: El titulaje de los tituladores

I

The human factor (El factor humano, en España) es el título de una película de 1979, dirigida por Otto Preminger y basada en el libro The human factor (El factor humano, en España), de Graham Greene.

The human factor es el título de una película de 2009 (actualmente en fase de rodaje), dirigida por Clint Eastwood y basada en el libro Playing the enemy (El factor humano, en España), de John Carlin. Me pregunto qué fue primero: ¿el título de la película o el de la traducción española del libro?


II

The burning plain es el título de una película de 2008, dirigida por Guillermo Arriaga y basada en un guión original del propio director (no en vano fue guionista antes que fraile). En España se ha traducido como Lejos de la tierra quemada. ¿Será una forma sutil de alejarse de El Llano en llamas, el libro de relatos de Juan Rulfo?

(Dedicado a mi blog abandonado.)

23.2.09

Un Oscar para Serrat

Penélope Cruz ha ganado un Oscar por una película que transcurre principalmente en Barcelona. Hace unos años ya le había entregado otro Oscar a Peeeedro Almodóvar por una película que transcurre principalmente en Barcelona.

Primera conclusión: La fiesta patronal de Barcelona debería celebrarse el 3 de febrero, diada de San Óscar.

Dicen en el pueblo que el nombre de la actriz es un homenaje de sus padres a "Penélope", canción de Joan Manuel Serrat inspirada en otra Penélope: la esposa de Odiseo, el héroe griego que dio nombre a la Odisea. Serrat es de Barcelona.

"En el muelle de San Blas" es una canción del grupo Maná que también está inspirada en la canción de Serrat. Como Maná es un nombre que sabe a Biblia, me atrevo a deducir que los miembros del grupo saben que San Blas es el patrón de las enfermedades de la garganta. Y dice Sabina que a su primo el Nano "le tiembla el corazón en la garganta", lo cual me viene como caído del cielo. Por cierto, el día de San Blas es el 3 de febrero, igual que San Óscar.

Segunda conclusión: Penélope Cruz y "En el muelle de San Blas" son hermanos.

En un póster de Maná aparece un retrato de la princesa Letizia cuando aún no era princesa.

Tercera conclusión: Estoy en ello.

22.2.09

La guerra de los nombres de las rosas

Me comentaba hace poco Martingarri que el nombre de James Wilson está inspirado en el de John Watson. En efecto, el nombre del doctor Wilson, inseparable compañero del doctor Gregory House, es un homenaje de David Shore al doctor John Watson, amigo fiel de Sherlock Holmes. De hecho, el apellido del doctor House también es un guiño al doctor Holmes.

Vale, me habéis pillado: Holmes no era doctor. Pero Sir Arthur Conan Doyle, el hombre que le dio la vida (y luego se la quitó, y luego se la devolvió), sí era médico. Es más: el personaje de Holmes estaba inspirado en un médico llamado Joseph Bell.

Dick Watson es un nombre que se menciona en diversos momentos de El hijo de la novia. Es una especie de running gag (chiste recurrente), aunque el chiste no se resuelve hasta el final de la película. Como no quiero cometer ningún espóiler, sólo diré que ese nombre parece un guiño (muy retorcido, casi estrábico) a John Holmes. (Sobreunanube nos confirma que "John Holmes y Sherlock Holmes no son la misma persona".)

El director de El hijo de la novia se llama Juan José Campanella. En inglés sonaría de un modo muy parecido a Joseph Bell.

Guillermo (William) de Baskerville, el monje sabueso de El nombre de la rosa, debe su nombre (el suyo, no el de la rosa) a El sabueso de los Baskerville, novela de Arthur Conan Doyle protagonizada por Sherlock Holmes. Y el título es un homenaje a Romeo y Julieta. Cosas de Umberto Eco, un autor metalingüístico hasta en su propio apellido.

La secuela de Parque jurásico, Un mundo perdido, es tocaya de la famosa novela homónima (valga la redundancia) de Arthur Conan Doyle. Y sí, también va de dinosaurios.

Ser Arthur Dayne es uno de los nombres que aparecen en la sobresaliente (y me quedo corto) serie de novelas Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin. Abro inciso. Para quien no la conozca, diré que se trata de una obra casi tan coral como la guía telefónica, pero muchísimo más recomendable (de hecho, os recomiendo que la leáis ya, antes de que HBO empiece a fusilarla con otra de sus obras maestras). Cierro inciso. Como decía antes de abrir el inciso, Ser Arthur Dayne es un nombre que se cita con frecuencia. Se trata de un caballero medieval en un mundo moderadamente fantástico, una especie de Cid Campeador muerto antes del inicio de la serie. O sea, una leyenda. Más o menos como Conan, el bárbaro de Robert E. Howard. Y claro, si a Ser Arthur Dayne le sumas Conan, se obtiene un resultado muy aproximado a Sir Arthur Conan Doyle.

En Canción de hielo y fuego (obra más coral que una retrospectiva de Spencer Tunick) aparece otro personaje con guiño: el gordo Samwell Tarly, cuyo nombre suena sospechosamente parecido a Samwise Gamgee (el Samsagaz Gamyi de El Señor de los Anillos).

Otro nombre similar a Sam Gamgee es el de la pareja Sam [Fredericks] y [Orlando] Gardiner, personajes de la serie de ciencia-ficción Otherland, de Tad Williams. Aquí es tan obvio el parecido con el jardinero (gardener) Sam, que el propio Gardiner hace algún comentario al respecto (si queréis os lo miro). Pero eso no es todo: el mismo nombre de Sam Gamgee podría ser un sutil (muy sutil, vale) guiño de Tolkien a otro personaje: Sancho Panza. A fin de cuentas, los dos son hombres de campo que abandonan a sus familias para embarcarse en una aventura que ni les va ni les viene. Y no me digáis que Gandalf no es una especie de don Quijote en un mundo que le sigue la corriente.

En los libros de Martin hay más guiños como éstos, lo cual no debería extrañar a nadie, tratándose de una obra más coral que ¿Dónde está Wally? Por ejemplo, las casas feudales de los Stark y los Lannister son un remedo de los York y los Lancaster, famosos por liarla parda en la guerra de las Rosas (v. La flecha negra, de Robert L. Stevenson). Esto no lo he descubierto yo. Lo que sí descubrí hace poco es que el título original de la película La guerra de los Rose bien podría ser un juego de palabras.

Otro ejemplo, mucho más anecdótico (sólo se menciona dos veces, y muy de pasada) son los hermanos Josua y Elyas (hijos de un tal Willum), que se llaman casi igual que los hermanos Josua y Elías, dos de los personajes principales de otra serie novelesca de Tad Williams (¿Willum?): Añoranzas y pesares. También la recomiendo: se trata del eslabón perdido entre El Señor de los Anillos y Canción de hielo y fuego. Lo cual es una insensatez tan grande como decir que el Tirant lo Blanc es el eslabón entre el Amadís de Gaula y el Quijote, pero yo ya me entiendo. Como curiosidad: Williams es autor de otra canción (La canción de Cazarrabo) y otra guerra floral (The war of the flowers). Todo encaja como anillo al Gollum, querido Wilson. En fin. Ya lo dejo, que este post corre el peligro de dar positivo en un test de friquismo.

Bueno, sólo una más: La serie de animación japonesa Detective Conan tampoco debe su nombre al Conan de Howard, ni a otra serie japonesa de dibujos que también se titulaba Conan.

Post postum. No podía concluir este batiburrillo onomástico sin recomendar Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño.

4.2.09

Los años desnucados

El destape es lo contrario del destete. Es decir: el destape es una reacción de signo contrario al destete. Destete significa 'con tetas no hay paraíso', y 'te ganarás el pan con el sudor de tu frente'. Destape significa 'teta veo, teta quiero'. Tras cuarenta (o cuarenta mil) años de destete, el sujeto anhela volver a los senos (maternos o no), aunque para ello le tengan que arrancar otra costilla o varias vértebras. Y si lo hacen los extranjeros, ¿por qué no nosotros? Me refiero a los años 70: el caudillo ha muerto, larga vida al canalillo. El problema es que queremos coger el último Talgo a París, pero en Perpinyà (o en Puigcerdà, no estoy seguro) descubrimos que las vías tienen otro ancho de banda. En fin, el caso es que de repente España grita "teta a la vista". Y se empiezan a ver tetas en el cine, tetas en la tele, tetas en el quiosco. Y cuando te dicen que a Sabina se le ha escapado una teta en El kiosco, tú vas y te lo crees.

Pero el tiempo pasa y las tetas empiezan a colgar hasta por Internet, y el cine español ya no se desnuda delante del espejo europeo. Ahora es la tele americana quien lo hace, aunque no se fija sólo en las tetas (la mano de HBO cubre mucho más). Y el cine español se mira el ombligo en el espejo de los peliculeros americanos, pero no para desnudarse sino para exhibirse, con su flamante traje de luces y lentejuelas de Elvis patillero. En otras palabras: donde antes había tetas "por la patilla", ahora hay efectos especiales "porque yo lo valgo". Y vale, lo reconozco, efectos especiales los ha habido siempre. Lo que pasa es que antes estaban por exigencias del guión. Por ejemplo, en un thriller de intención realista sobre ETA un coche volaba por los aires; algo lógico y necesario (para la película). O en una fantástica comedia fantástica un Fiat Topolino volaba por el tiempo. En cambio, ahora los efectos especiales parecen estar, más que por exigencias, por antojos del guión. Por ejemplo, en una película "inspirada en hechos reales" te encuentras con una acumulación interminable de escenas oníricas dignas del Guillermo del Toro más alucinógeno, del Julio Medem más alucinado, y hasta de la niña repelente de los cines Balañá que te manda callar antes de que empiece la proyección. Y todo sin más propósito aparente que el de alargar hasta la eternidad una película que, si hubiera sido un corto, ya se habría hecho eterna. Pero lo peor no es eso: lo peor es cuando se atreven a desnucar (literalmente) a la protagonista, sólo para enseñarnos un puñado de vértebras. A su lado, Nip tuck parece un anuncio del juego Operación. Hablando de anuncios: algo parecido sucede en la publicidad actual, donde hasta el spot más anodino tiene su demo tridimensional, y ya no sabes si estás viendo los oligoelementos del Equipo Actimel o los tumores mamarios del doctor House.

Menos mal que después de ver Camino (o Cansino) pude regalarme una cura de descanso espiritual con Faemino y Cansado, y su versión inspirada (que no copiada) de "Camino Soria". Y sin más efectos especiales que un par de micrófonos.

Post postum. Dicen que un individuo ha robado un Goya. Seguramente se proponía hacer un remake esperpéntico y chanante de La hora de los valientes. Me pregunto qué habría pasado si hubiera robado un Goya de verdad. Por ejemplo, La maja desnuda. O a Goya Toledo, ya que estamos.

2.2.09

Almas a cántaros*

Si el alma estándar** pesa 21 gramos, y una libra (en inglés, pound) equivale a 460 gramos, entonces ¿cómo es que el título de la película Seven pounds se ha traducido en España como Siete almas? ¿No debería haber sido Ciento cincuenta y tres almas?

* Esta entrada le habría ido que ni pintada a otro de mis blogs, pero lo tengo tan abandonado que me da apuro.

** Hay excepciones, como bien sabe José Miguel.