Andaba yo perdido una noche, esperando que Ariadna me sacara del laberinto, cuando se me apareció este mensaje:
Se trataba de un doble milagro, pues al milagro de la aparición había que añadir el de la anunciación. Un dos por uno y trino.
Al final no me quedé a presenciar el paso de la Virgen, pero ¿acaso importa? Si estaba escrito que tenía que pasar, pasaría.