21.3.11

Me busco




Llevo muchos días sin actualizar este blog, lo cual no deja de ser normal, teniendo en cuenta que me encuentro desaparecido. Si alguien me halla, o cree tener alguna pista sobre mi paradero, ruego envíe un mensaje a sala[arroba]flyhard.org (o llame al 655 851 709, de 4 a 9 de la tarde, excepto domingos) y haga una reserva. No será recompensado económicamente, pero por la friolera de 5 o 10 euros podrá ver una obra de teatro sin par ni parangón (y que ha sido prorrogada hasta el 18 de abril, y porque justo después viene la Semana Santa y no queremos robarle espectadores a La Passió, que si no…).

Post postum. El otro día me estaba buscando (egosurf ergo sum) y acabé encontrando esta entrada (incompleta: faltan obras de Javier Daulte y Jordi Casanovas y muchos otros) de la Wikipedia.

8.3.11

Buena prensa


Podría echársela a Yoko Ono o al chachachá, pero no sería justo: la culpa de todo (o de un 90 por ciento, mientras no se demuestre lo contrario) la tiene Wendolin Kramer.

¿Y quién es Wendolin Kramer?

Wendolin Kramer es una superheroína que quiere ser detective. O quizás es una detective que quiere ser superheroína. O… Bueno, creo que le dedicaré una entrada en un futuro breve, cuando me aclare un poco las ideas (mediante un brainwash). De momento, sólo diré que Wendolin Kramer es la protagonista de Wendolin Kramer, la última novela de Laura Fernández. Evidentemente, hablaré de ella en la entrada que le dedicaré a su novela en el futuro, del mismo modo que hablé de ella en la entrada que le dediqué a su anterior novela en el pasado, y del mismo modo que volveré a hablar de ella en esta misma entrada.

Vale, todo esto está muy bien, pero ¿de qué se acusa a Wendolin Kramer?

Se la acusa de haber absorbido un 90 por ciento de mi tiempo libre, incluida la porción de tiempo necesaria para actualizar este blog. El otro 10 por ciento, por cierto, es imputable a la Guía del autoestopista galáctico, libro de Douglas (como el chicle) Adams (como el chicle) que tenía previsto empezar tras la finalización de Wendolin Kramer (y después de haber actualizado este blog), pero que cogí por error un día que andaba (corría) con prisa, cuando el libro que tenía que haber cogido es Wendolin Kramer, y eso que éste tiene la portada eminentemente azul y aquél la tiene predominantemente naranja, pero me parece que me estoy yendo por los cerros galácticos de UB313.

Perfecto. Ya he actualizado el blog. Y ahora ¿qué?

Ahora toca retomar la entrada anterior. Como recordaréis, dicha entrada (estoy evitando el vocablo post aposta) hacía referencia a algunas de las reacciones que el estreno de Els últims dies de Clark K. había suscitado en los medios de comunicación, y concluía con un prometedor "Continuará".

Y he aquí la continuación propiamente prometida:

El miércoles de la semana pasada (ya he dicho que mis lecturas me han tenido muy ocupado), El Punt publicó una entrevista que me había realizado Jordi Bordes. También la publicó el diario Avui, pero no hace falta que pinchéis en los dos enlaces.

Y el jueves aparecí en el suplemento Tendències de la edición catalana de El Mundo (en efecto, el mismo suplemento que hace cuatro años sacó a la luz mi oscuro blog quesero). El reportaje lo firmó Laura Fernández. ¿Y por qué lo firmó? Porque es la autora del reportaje, claro. También es la autora de Wendolin Kramer, pero eso ya lo había dicho.



Por cierto, fue a través de Laura Fernández como conseguí otro lector: Carlos González Peón estaba leyendo un artículo de Javier Calvo que le llevó al blog de Laura Fernández, y en el blog de Laura Fernández leyó una entrada que le condujo al texto primigenio en que se basa Els últims dies de Clark K. (Los últimos días de Clark K.), pero casi mejor que os lo cuente él mismo en su propio blog, que tiene mucha más gracia.

Definitivamente, la semana pasada fue una pasada de semana. Y ésta va por el mismo camino: ha empezado con el anuncio de la prórroga, por dos semanas más, de la obra. Concretamente, hasta el 28 de marzo.

Si la cosa sigue así, lo mismo habrá que pasar a los penaltis.

1.3.11

Los periodistas también pagan


I


Las entradas de la SALAFlyHard tienen dos precios: 5 y 10 euros. El espectador dispone de completa libertad para elegir uno u otro, en función de sus posibilidades o de su generosidad. En ambos casos, se trata de precios irrisorios, si se comparan con los precios que se gastan otros teatros (con un aforo hasta veinte veces mayor y, por lo tanto, muchísimo más rentables). Así, es comprensible que no haya invitaciones. Ni siquiera para los periodistas.


II


Diálogo de periodistas en Twitter:

xxxxx
@yyyyy Eh! Yo tb quiero ir a ver el Clark Kent! Tienes el contacto de prensa?

zzzzz
@xxxxx @yyyyy Prensa? En la Flyhard? Yo tuve que ir pagando! Tú yyyyy? Te dejaron colarte?

xxxxx
@zzzzz @yyyyy Ahora entiendo pq la sala Flyhard sale tan poco en los medios…


III


El periodista @xxxxx se equivoca. Estoy bastante seguro de que la SALAFlyHard, con apenas cuatro meses de vida, ha salido más en los medios que teatros más veteranos donde los periodistas pueden entrar por la patilla.

El sábado, sin ir más lejos, La Vanguardia la incluyó en un reportaje sobre las salas pequeñas de Barcelona. Además, Jordi Casanovas apareció en la sección de los semáforos (con una luz verde, claro).

Y el domingo volvió a salir en el mismo periódico:



(Pinchando encima se lee mejor.)*

Continuará.

* Gracias a @marc_ribo por compartir el documento.