El próximo 23 de abril se celebrará una fiesta en honor de un tipo que mató a un dragón de nivel 80. Y como la tradición es más vieja que los juegos de rol, en lugar de espadas de Aragorn y colgantes de Arwen, los enamorados se regalarán libros y rosas. Sencillo, ¿no?
Pues no. Porque si habías pensado regalarle el último ladrillo de Ken Follett (cosa que negarás, aunque sólo sea para llevarme la contraria) con la sana intención de:
a) cumplir;
b) que se lo lea;
c) que, una vez leído, te lo deje;
desengáñate. Pues, aunque se cumpla el primer punto, es bastante probable que ya lo tenga (otro regalo, seguramente). Y, aun suponiendo que no lo tuviera, para cuando se lo haya leído (si es que logra acabárselo) ya habrás visto la película.
Así que mejor regálale este libro y/o este otro:
Acertarás seguro y/o seguro, respectivamente.
Por cierto, las rosas están bien, pero no tienen argumento.
(Curiosidad irrelevante: Los autores de ambos libros nacieron en el mismo año y estudiaron en la misma facultad, aunque se licenciaron en carreras diferentes.)
4 comentarios:
Los compro! ¿Dónde hay que firmar?
las rosas no tienen argumento pero pueden ser un buen principio (aunque no sé para qué hablo, siempre salgo de sant jordi con muchos más libros que rosas :)
Pues aquí en Vallekas directamente vienen los autores a venderlos, y algunos los da gratis el Ayuntamiento.
... y había gente que iba con toda la jeta a preguntar "¿El tuyo es gratis también?" con tres y cuatro libros ya en la mano. Para que luego digan del canon... un cañón les aplicaba yo a algunos.
Mel: En un libro que dice Firmin.
Ariadna: Me has dejado sin argumentos.
SBT: No quiero pensar mal, pero es posible que el Ayuntamiento no haya conseguido los libros gratis, sino que los haya comprado con dinero de los ciudadanos.
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