Las entradas de la SALAFlyHard tienen dos precios: 5 y 10 euros. El espectador dispone de completa libertad para elegir uno u otro, en función de sus posibilidades o de su generosidad. En ambos casos, se trata de precios irrisorios, si se comparan con los precios que se gastan otros teatros (con un aforo hasta veinte veces mayor y, por lo tanto, muchísimo más rentables). Así, es comprensible que no haya invitaciones. Ni siquiera para los periodistas.
Diálogo de periodistas en Twitter:
xxxxx
@yyyyy Eh! Yo tb quiero ir a ver el Clark Kent! Tienes el contacto de prensa?
zzzzz
@xxxxx @yyyyy Prensa? En la Flyhard? Yo tuve que ir pagando! Tú yyyyy? Te dejaron colarte?
xxxxx
@zzzzz @yyyyy Ahora entiendo pq la sala Flyhard sale tan poco en los medios…
El periodista @xxxxx se equivoca. Estoy bastante seguro de que la SALAFlyHard, con apenas cuatro meses de vida, ha salido más en los medios que teatros más veteranos donde los periodistas pueden entrar por la patilla.
El sábado, sin ir más lejos, La Vanguardia la incluyó en un reportaje sobre las salas pequeñas de Barcelona. Además, Jordi Casanovas apareció en la sección de los semáforos (con una luz verde, claro).
Y el domingo volvió a salir en el mismo periódico:
(Pinchando encima se lee mejor.)*
Continuará.
* Gracias a @marc_ribo por compartir el documento.
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