11.3.12

A lo mejor soy un gendarme francés




Anteayer viernes me pasó una de esas cosas que sólo les pueden suceder a los gendarmes franceses.

Fue en un hipermercado de la cadena Caprabo, perteneciente en su mayor parte al grupo Eroski (Caprabo es a Eroski lo que Unnim al Banco Bilbao Vizcaya; conclusión: en cien años, todos vascos). Cuando hago la compra entre semana suelo tropezar con menos gente que un sábado al mediodía. Entre semana, la clientela se limita a algunos jubilados y, en ocasiones, uno o dos presentadores de televisión. Ayer no era una de esas ocasiones: en lugar de presentadores vi a un par de jóvenes de aspecto sano, aunque desconocidos para el gran público. Al verlos, no sé por qué extraña razón, me imaginé que eran etarras. Digo que es una extraña razón porque sano y etarra son términos antagónicos. Pero lo más extraño vino a continuación, cuando pude leer la palabra que sus cazadoras llevaban estampada al dorso: BOMBERS.

Los gendarmes franceses ya no son los únicos capaces de confundir a unos bomberos catalanes con etarras en el supermercado. A no ser que yo sea un gendarme francés y no me haya dado cuenta (lo que sería un error de bulto muy propio de un gendarme).

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