14.2.11

De Baltimore a Nueva Orleans (19 horas y 40 minutos, según Google Maps)




Es imposible ver Tremé sin pensar en The wire. Claro que si no has visto The wire, es posible que veas Tremé sin pensar en The wire. Pero, si no has visto The wire, ¿qué haces viendo Tremé? ¿Qué haces leyendo este blog?

Tremé (yo lo escribo con tilde, aunque en la serie va sin, así que no sé) es el último artefacto televisivo de David Simon, cocreador de The wire. Ambas series tienen muchas cosas en común. Para empezar, son muy realistas, pero con ese realismo que a veces, más que realista, es real. Porque The wire es muy real. Aunque los hechos que narra sean ficticios, hunden sus raíces en la realidad misma.

David Simon había sido periodista. Ed Burns, el otro cocreador, había sido policía. Y profesor. ¿O el profesor era Simon? No, creo que era Burns. Esta duda se podría despejar si me documentara como es debido. Pero, si me documentara como es debido, estaría trabajando en el Baltimore Sun, o en la HBO. Digo que David Simon había sido periodista, y Ed Burns (no confundir con el director de Ella es única) había sido policía y profesor, porque la serie iba de policías y periodistas y profesores y políticos y muchas profesiones que empiezan por P, y se notaba que sabían de qué hablaban, porque lo habían vivido, y lo que no, pues se lo inventaban, pero después de haberse documentado como buenos periodistas (a los malos les basta con mirar los trending topics del Twitter) y como buenos guionistas (aquí debo mencionar a George Pelecanos, Richard Price, Dennis Lehane y toda la peña). Y… me he perdido. Ah sí, que The wire es una serie basada no tanto en hechos reales como en la realidad pura y dura y cruda. De hecho, algunos de sus personajes están interpretados por personajes reales (gentes del hampa local, ya rehabilitados, creo). El resto del reparto son actores enormes pero desconocidos para el gran público. Y ése es el problema: son tan buenos que les llueven ofertas de trabajo. Aunque para ellos no supone ningún problema, claro.

A Michael K. Williams (Omar Little) lo hemos vuelto a ver en La carretera. Y claro, ves La carretera y no dices "¡Mira, Michael K. Williams!", sino "¡Mira, Omar!" o quizás "¡Mira, Omar haciendo de Bubbles!" (otro personaje de The wire). Ahora también lo podemos ver en Boardwalk Empire, la última gran serie de mafiosos de la HBO. En el tráiler de la misma, aparece con dos escopetas recortadas y, claro, es imposible no decir "¡Joder, pero si es Omar!", porque si algo caracteriza al bueno de Omar es ir por ahí con dos armas de fuego, una por brazo. Y claro, entiendo que es un guiño, y los guiños se agradecen, pero te sacan de la historia. Además, encasillan al actor. Pero olvidad esto último: al final del párrafo anterior he dicho que para los actores no supone ningún problema, y tampoco es plan de ir contradiciéndome.

Entonces llega Tremé. Como he apuntado en el segundo párrafo, Tremé tiene muchas cosas en común con The wire. Una de ellas es su tratamiento sumamente realista. Pero comparten más cosas. Por ejemplo, los actores. A ver, no estoy diciendo que los actores sean cosas (aunque haya gente empeñada en llamar a los trabajadores "recursos humanos", pero ésta es otra guerra). Tampoco estoy diciendo que ambas series compartan a los actores, como si fueran padres divorciados, una semana contigo, la otra conmigo, porque The wire ya se acabó y, por lo tanto, no tiene que compartir nada con nadie. Pero me habéis entendido, ¿no? En realidad, no tienen tantos actores en común. De entrada, están Clarke Peters y Wendell Pierce, viejos conocidos (conocidos como Freamon y Bunk, respectivamente). No digo que antes de The wire hubieran sido unos perfectos desconocidos, pero desde luego no eran Morgan Freeman y el padre de Cosas de casa. El caso es que, mientras veías The wire, eras incapaz de imaginártelos en otro papel. No eran actores. Eran policías de Baltimore. En cambio, los ves en Tremé y su trabajo interpretativo sigue siendo tan bueno o mejor pero, claro, ahora sí puedes imaginártelos en otro papel. Porque, no importa que uno de ellos toque el trombón y el otro haya cambiado los muebles en miniatura por las reformas a gran escala, en lo más profundo de su ADN siguen siendo policías de Baltimore.

Pero no estoy siendo justo. Sólo llevo cuatro episodios de Tremé. En cambio, de The wire he visto los sesenta (y algunos los he visto dos veces, pero ésta es otra historia). Estoy seguro de que cuando lleve más capítulos pensaré menos en Baltimore. Del mismo modo que fui capaz de ver la tercera, la cuarta y la quinta temporada de A dos metros bajo tierra después de haber visto la primera de Dexter sin temer que el enterrador interpretado por Michael C. Hall fuera en realidad un psicópata. Por eso digo que no estoy siendo justo. Sin embargo, David Simon no nos lo pone nada fácil.

Por ejemplo, el cuarto capítulo de Tremé incluye dos cameos ilustres: el músico Steve Earle (intérprete del tema de The wire en la quinta temporada y actor en algunos episodios) y Jim True-Frost, el agente Pryzbylewski de la otra serie. Además, el capítulo también incluye un chiste a partir del cual se había generado una de las tramas de la tercera temporada:



Hamsterdam. Esto es un guiño como la copa de una secuoya. Y si Tremé nos cuenta lo que pasa en Nueva Orleans después del Katrina, Tremé es lo que pasa en la HBO después de The wire (y de Generation Kill, pero ésta aún no la he visto).

¿Sabéis qué? Tremé mola. Cada vez mola más (suele pasarme con algunas series de la HBO, como Roma o Boardwalk Empire, que tardan en engancharme pero luego no me sueltan). Y, además, sale John Goodman.



Tremendo.

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