3.7.11

Greguería, greguería


La democracia empezó en Grecia y acabó con Grecia.

Empúries es la prueba de que los mercados griegos (Eμπόριον) están en la ruina.

Grec es griego en catalán. Grec también es un festival estival que se celebra en Barcelona desde los tiempos de Esquilo.

En este marco incomparable tiene lugar Contra la democràcia, obra de Esteve Soler que cierra una trilogía (como las obras griegas, que en realidad eran tetralogías) iniciada por Contra el progrés y secundada por Contra l'amor.

Contra la democràcia se subtitula 7 obretes de Grand Guignol, pues encadena siete piezas sobre personajes encadenados (física, psicológica y socialmente).

En cada una de ellas reina un humor vitriólico y punzante como una viga en el ojo. Una serie de sketches que van de Chuck Jones a Samuel Beckett, por decir los dos primeros nombres que se me han pasado por la cabeza. (Miento: primero se me pasó por la cabeza el nombre de Tex Avery, pero quería decir Chuck Jones, que es el del Correcaminos.) Lo de Beckett es normal, claro, porque la obra se puede ver en la Sala Beckett (hasta el 24 de julio). Y porque me acordé de Esperando a Godot (esto también es normal: lo leí hace cuatro días, no me preguntéis por qué).

El director es Carles Fernández Giuia, y los actores, Dani Arrebola, Pep Jové, Josep Julien y Laia Martí, la más grande. Todos ellos se dedican a repartir hostias como panes, porrazos como mossos, sopas con honda y pedruscos con tirachinas.

Y la hora y cuarto de duración pasa volando, a pesar de que no es una comedia ligera (en apariencia pesa poco, pero eso es porque se trata de un archivo comprimido). Entonces piensas que te habría gustado ver las otras dos obras, aunque en el fondo sabes que no te habrían gustado tanto como ésta. En primer lugar, porque ésta te ha gustado mucho. En segundo lugar, porque Walter Benjamin ya se metió con el progreso (eso dice Hessel), y Tonino Carotone ya se cagó en el amor. Y vale que ahora todo el mundo se caga en la democracia, empezando por Platón, pero es que ya va siendo hora de actualizarla (como tuiteó alguien).

Leo en el programa que la última versión fue escrita en una isla griega. La última versión de la obra, no de la democracia.

La democracia es como el abrefácil: como concepto está muy bien, pero en la práctica sientes que te han tomado el pelo.


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