Andaba yo perdido una noche, esperando que Ariadna me sacara del laberinto, cuando se me apareció este mensaje:
Se trataba de un doble milagro, pues al milagro de la aparición había que añadir el de la anunciación. Un dos por uno y trino.
Al final no me quedé a presenciar el paso de la Virgen, pero ¿acaso importa? Si estaba escrito que tenía que pasar, pasaría.
El profeta sabría mucho del futuro, pero no había predicho que se le iba a acabar el tóner.
ResponderEliminarNo es como el pulpo Paul, que sabe las cosas de buena tinta (de calamar).
ResponderEliminarParece un fotograma de la bruja de Blair. ¿Por dónde ibas, condenado?
ResponderEliminarPor esos mundos de Dios.
ResponderEliminarPero ¿quedan vírgenes?
ResponderEliminarTodavía quedan, senilDion!
ResponderEliminarhttp://elblogdelasil.blogspot.com/2010/10/las-virgenes-suicidas.html
O quedaban ;)
Quedan, pero quedan muy lejos (y no vale la pena).
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