Anoche fui a una cena. A cenar, no: a una cena. Los que iban a cenar son los personajes de Sopar amb batalla, obra escrita y dirigida por Jordi Casanovas. La cena empezó a eso de las 9, en el Versus Teatre. A la misma hora, en la Sala FlyHard, tenía lugar otra cena: la de Un home amb ulleres de pasta, obra escrita y dirigida por Jordi Casanovas. Si eso no es tener el don de la ubicuidad, que baje el Papa y lo vea.
En cualquier caso, e independientemente de lo que diga Ratzinger Z (en castellano, catalán o latín; da igual, no se le va entender ni papa), está claro que Casanovas sobrevivirá a todas las últimas cenas que monte. Para mayor gloria y disfrute de sus apóstoles, entre los que me cuento.
No sabría decir cuál de los dos platos me ha gustado más, si el de pasta o la escalivada de violencia, pero os puedo asegurar una cosa: si no reserváis en ninguna de las dos cenas (aquí y aquí, respectivamente), arderéis en la cocina del infierno. Estáis avisados.
Notas del traductor: Cena en catalán es sopar. Escena en portugués es cena.
Espero que la distancia sea un buen eximente para no ir al infierno, si no, estoy condenada.
ResponderEliminarPero que conste que no es por falta de ganas...
Beso
La distancia es eximente y exonerante.
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