Los pianistas son más chulos que los escritores, los guionistas y los redactores en general.
Porque hay que ser muy chulo o ir muy sobrado para usar un teclado sin las teclas marcadas.
Además, no me imagino a Michelle Pfeiffer cantando encima de un ordenador.
La perfecta fusión entre ambos teclados es sin duda la estenotipia, herramienta de trabajo de los y las taquígrafos, que ni son músicos ni escritores, pero le dan a la tecla anónima como el que más. La máquina es tan diminuta que la Pfeiffer apenas podría poner un pie sobre ella; lo suficiente para causar la inexorable taqui-cardia.
ResponderEliminarBueno, yo tengo que hacer una confesión. De pequeña, para aprenderme las notas del piano puse pegatinas con letras (las correspondientes a las notas) encima de cada una... si hiciésemos lo mismo en una pianola sería un buen híbrido, ¿no?
ResponderEliminarHombreperplejo: Tus comentarios darían para un blog.
ResponderEliminarAriadna: Creo que se te quedó una letra A por ahí (la misma que le falta a mi teclado, por cierto).
La pianola me la imagino como una máquina de escribir invertida, con el papel haciendo accionar las teclas. Lo que me recueda a los controles de los estudios de grabación, que se mueven (aparentemente) solos.