De fronteras movedizas, lo que sí rodea a este género es una alegre comparsa de nombres que encabezan microrrelato, minicuento y minificciones, mientras le siguen minihistorias, cuentines, cuentos cuánticos, nanocuentos, cuentos bonsái…
O sea, que mis bonsáis les están pisando los talones a los nanocuentos… ¡Vamos, chiquitines! ¡A por ellos!
aúpa cuentos bonsáis!!!
ResponderEliminarGracias, Ariadna, pero no los aúpes demasiado, que se crecen.
ResponderEliminarY gracias a Nata por presentarme a Jean de Plantavit de La Pause.
De nada, Al. Fue un placer ofrecerte un negociador a la altura de las circunstancias.
ResponderEliminarEn ocasiones veo naturaleza muerta y me quedo como el título.
ResponderEliminarAh, gracias, Quim. Me has salvado la vida.
ResponderEliminarUna adivinanza: ¿qué película empieza como Los santos inocentes, sigue como La amenaza fantasma, continúa como Una casa de locos y Lucía el sexo (con Bebe en el papel de Najwa Nimri), y se acaba convirtiendo en una versión extendida de La culpa del alpinista (corto de Daniel Sánchez Arévalo sobre una idea de Julio Medem)?
ResponderEliminarelegí un mal día para ver esa película ;)
ResponderEliminarNo, al revés: elegí una mala película para ver ese día.
ResponderEliminarDato anodino: en las dos últimas pelis de ficción de Medem aparece Antonio Vega cantando una canción que no es suya.
ResponderEliminarNadie más cree que Julio Medem se ha vuelto un cursi insoportable?
ResponderEliminarCreo que la tuya es una creencia compartida.
ResponderEliminarestamos todos contigo, mel
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