Siempre he creído que disputar un partido de fútbol contra la droga es como celebrar una misa contra el sexo. Convencerá a los convencidos, y punto.
Para combatir a la droga, quizás haya que hacerlo de forma más segmentada y desde un terreno más cercano. Por ejemplo, con una esnifada contra la marihuana. En cuanto a los del fútbol, podrían montar un partido contra el waterpolo.
Del mismo modo, creo que quien tendría que encargarse de luchar contra el reguetón son los propios músicos. Espero que cunda el ejemplo.
Este post está dedicado a otro festival, al que tengo un poco abandonado últimamente.
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