Un cuento de Navidad
Es lo que toca, ¿no?
Esquirol
Hartos de la sobreexplotación a que estaban sometidos, los duendes convocaron una huelga. No consiguieron gran cosa, y el motivo principal del plante seguía sin resolverse: cada vez que querían fumarse un cigarrillo tenían que salir a la fría estepa, lo cual resultaba especialmente duro para los del turno de noche (cuya jornada duraba seis meses). Sin embargo, animados por la iniciativa, los miembros del sindicato de renos organizaron una huelga de transportes: se trata, por supuesto, de la histórica huelga del 24-D. El único que se opuso fue Rudolph, que acabó reventado.
Ese Rudolph está comprado, seguro que era el pelotas de la empresa... Papá Noél siempre me pareció un tirano!!
ResponderEliminarTurno de noche (cuya jornada duraba seis meses). Genial. Bones Festes!
ResponderEliminarGràcies i igualment!
ResponderEliminarRudolph es un trepa volador, igual que Banner y Flappy.
ResponderEliminar