20.1.15

El hombre del frac (An American tailcoat)



VISITANTE: Esta guía es un poco antigua. ¿Cuándo la compró?
HABITANTE: Por favor…
VISITANTE: No, si yo lo entiendo. Quieres hacer un viaje, y lo vas dejando, y dejando. Y dejando. Yo mismo, sin ir más lejos, ya hace tiempo que habría ido a Nueva York.

El hombre del frac

Decía en la entrada anterior que el final de 2014 me ha deparado cuatro alegrías. Tras enumerar las tres primeras, había dejado la cuarta inexplicada (aunque ilustrada por la fotografía de un colegio del East Village de Manhattan): no por voluntad de crear suspense, sino porque la noticia aún no era publicable. Ahora que ya es publicable, ha dejado de ser noticia. O lo sigue siendo, pero no tanto como la semana pasada, cuando debería haberla publicado. La procrastinación (luego busco un sinónimo más inteligible) es lo que tiene. En cualquier caso, ahí va:

Mi obra El hombre del frac ha sido seleccionada para participar en el programa de desarrollo Cimientos del IATI Theater de Nueva York, junto a los siguientes textos: The Feast, de Celine Song; Milagro, de Luis Miguel González Cruz; Slipspace, de Mark Schulz; Storage Locker, de Jeff Stolzer; [rapture play], de C.J. Celeiro; Gazoline, de Jordi Casanovas; The Limp, de Rafael Casal; y The Kitchen, de Roger Simeon.

La lectura dramatizada de El hombre del frac tendrá lugar el 17 de marzo a las 7 de la tarde (hora local), en el IATI Theater (cerca del colegio de la foto). Será la primera vez que la obra se muestre en público.
Sinopsis
Se produce un disparo. Momentos después, el habitante de esta casa recibe la visita de un desconocido: un hombre con frac, chistera y un maletín. Está huyendo de un sujeto disfrazado de pantera de dibujos animados que le reclama la liquidación de una deuda. El visitante no está en disposición de saldarla, por eso se esconde. El anfitrión involuntario también tiene cosas que esconder: una pistola, tal vez un cadáver.

Ésta es la historia de dos personajes que son a la vez cazadores y presas. Dos hombres que huyen continuamente, durante años. Pero es difícil huir de uno mismo.
Continuará.